lunes, 17 de marzo de 2008

Día 22

Historias de algunas iniciativas que ayudan a la población de habitantes de la calle que hay en Cali
Un grupo de profesionales de la ciudad se reúnen, todos los viernes, con estas personas para ofrecerles alimento, abrazos, palabras y consejos. Pero sobre todo amor. Un fuerte abrazo. Un beso en la mejilla. “Te extrañé”, le dice él y suelta una sonrisa. “Yo más”, responde ella con ternura. Paulo Andrés: estudiante, joven. Cielo: abuela, sin familia, habitante de la calle.
Tambien, todos lo martes llega atodos los ricones de la zona popular de Cali un batallón de gente común y corriente, que hace parte del programa Samaritanos de la Calle, con kilos de pedazos de pan caliente y agua de panela. El sacerdote aprovecha su presencia para escucharlos, abrazarlos, preguntarles por sus tristezas, para conminarlos a botar los frascos de sacol y quemar los cigarros de marihuana. En los dos barrios el programa Samaritanos de la Calle (obra del inmolado Isaías Duarte Cancino) tiene 5 casas, en las que ofrece unas 1.000 raciones de comida diarias, dormida para niños y mujeres desamparadas y talleres en diversos oficios.

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